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Diablos buscará revertir mermas | Universo Deportivo

    Foto Imago7
    Opera con números rojos sin contar lo que desembolsa por los Guerreros y la academia de beisbol

    Sobre el terreno de juego la apuesta en 2016 para los Diablos Rojos del México será mantener la racha de 33 temporadas consecutivas en Playoffs y buscar el décimo séptimo campeonato, nada fuera de lo común para la idiosincrasia de este club.

    Pero desde la gerencia de los escarlatas, el reto será componer la fractura de 58 millones de pesos en pérdidas que registraron los Pingos el año pasado.

    Con una historia de 76 años de vida en la Ciudad de México, Diablos, a lo largo de los últimas temporadas, se ha establecido como un equipo que opera con números rojos, color que lleva en sus franelas.

    La nómina de los peloteros, entrenadores y demás trabajadores de oficina, más los gastos de mantenimiento de las instalaciones es mucho mayor al ingreso por patrocinadores, televisión y entradas vendidas, ocasionado una millonaria pérdida que vuelve a los Pingos una travesura poco rentable.

    Entre 55 y 60 millones de pesos son los que año con año Alfredo Harp Helú desembolsa para sostener al México, sin contar lo que gasta con los Guerreros de Oaxaca y la academia de beisbol que mantiene en la capital oaxaqueña. Un filántropo del beisbol que cada 12 meses inyecta 100 millones de pesos al mayor de sus pasatiempos.

    Para el nuevo gerente de los Diablos, Othón Díaz, el verdadero campeonato será sanear las finanzas y regresar a la gente a los juegos del conjunto capitalino, una situación que ni con estadio nuevo en 2017 se ve próximo a desenredar.

    “El año pasado tuvimos 58 millones de pesos de pérdidas, entonces esto no es algo que se vaya hacer de la noche a la mañana (operar con números negros). Platicando con Don Alfredo, le he explicado que no solamente con tener un nuevo estadio lo vamos a lograr, porque el problema es mucho más integral”, sostuvo Díaz, quien recibió su nombramiento a principio de año.

    Uno de los mayores impedimentos para conseguir más ingresos es el no poder negociar de forma individual todos los patrocinadores posibles y no como ahora sucede donde la Liga Mexicana de Beisbol (LMB), acerca a varios auspiciantes que toman a las 16 organizaciones que conforman el circuito veraniego.

    “En algunos espacios habrá patrocinadores como Comex y Conade, que a nosotros el dinero que dan esas empresas a la Liga, no es lo que quisiéramos. Un ejemplo es lo que Comex aportó como patrocinador de la LMB. Diablos, en el valor que tienen en el mercado, está como 10 o 12 veces más arriba de esa cantidad que dio. Son cosas que tenemos que trabajar y que me gustaría aportar como un granito de arena para la liga, hacerlo bien”.

    Con cerca de 50 juveniles que actualmente forman parte de un conjunto de Grandes Ligas, los Diablos Rojos se sitúan como una de las organizaciones que mayor número de exportaciones tienen al mercado estadounidense; sin embargo, para Díaz, el precio con el que son negociados los peloteros mexicanos está muy por debajo de lo que demanda una firma de algún jugador dominicano, venezolano o cubano.

    “Tenemos más de 50 jugadores en EU, pero hay que revalorizarlos. El mercado del resto de los latinos es mucho más cotizado. Hoy por hoy lo más importante es volver a nuestros peloteros en un producto más atractivo y que puedan obtener mejores ingresos”.

    El número de egresados del sistema de Diablos que ahora están en las granjas ligamayoristas no es gratis para el conjunto de Harp Helú, quien invierte más que ningún otro equipo en la formación de los juveniles.

    “Es carísimo el desarrollo de jóvenes. Dentro de los 58 millones de pérdidas, no hay cifras de la Academia porque ellos tienen su propio presupuesto. El costo de desarrollo de un jugador es realmente muy alto pero vale la pena por el resultado”.

    El gerente general de los infernales, Roberto Castellón, señaló que la nómina del equipo mayor durante la temporada de Liga Mexicana es mucho menor a lo que aportan en la Academia Harp Helú y a los juveniles que envían a la Academia de El Carmen.

    Para lograr que los Diablos Rojos crezcan en cuanto a afición, Othón Díaz planea una logística en la que los niños serán la piedra angular.

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