
El América baila gustoso y con gran sonrisa al ritmo de Michael Arroyo. Movimiento de caderas, pies y manos en el festejo del gol de la victoria que suponen una resurrección. Las Águilas la necesitaban. Las buenas formas, el espectáculo y el deleite de su afición tendrán que esperar en el Estadio Azteca.
Anotación del ecuatoriano que hace suspirar a Ignacio Ambriz, que termina con el nerviosismo de las últimas semanas. El alegre furbolista azulcrema despierta a su fanaticada en el amanecer del segundo tiempo con un remate que deja parado a Jorge Villalpando que rechaza un tiro centro de Osvaldo Martínez hacia el centro. Arroyo empuja con un tiro certero (47′) para el 2-1 final ante Chiapas.
Loa ‘NachoBoys’ impiden que la crisis se extienda. Paran una racha de dos partidos con derrota, incluido el Clásico ante Guadalajara, y dejan a un lado la estadística de tres descalabros en los últimos cuatro partidos. Llegar a 21 puntos le da oxígeno al proyecto de Ricardo Peláez, presidente deportivo emplumado, y su técnico. El crédito vuelve, por más pálida que haya sido la victoria, que de todos modos resulta dulce.
Es con el peor visitante del torneo con que el América se desquita. Lame sus heridas contra Jaguares que hasta el momento no ha podido fuera de la Selva y que en el Coloso de Santa Úrsula encuentra la derrota . Los felinos, lejos de su hábitat caluroso y húmedo, son un equipo vulnerable, que apuesta al empate más que a retar a sus contrincantes en la búsqueda de los tres puntos.
Reclamos y abucheos se escuchan en el Azteca al término de la primera parte. América defrauda, Jaguares se le indigesta. El destello del gol de Paul Aguilar, celebrado con el ‘baile feo’, como el mismo lo califica, es más un espejismo que un síntoma de mejoría de las Águilas (20′). Las Águilas ganan parcialmente 1-0.
La alegría americanista se desvanece apenas cuatro minutos más tarde, cuando Diego de la Torre iguala con un golazo al ángulo de Moisés Muñoz, tras un pase de Avilés Hurtado que le deja solo. El volante felino recibe y pone su tiro lejos de cualquier intento de atajada. El recinto amarillo guarda silencio. Ricardo La Volpe sonríe, pues su estrategia de maniatar al rival, va viento en popa.
El accionar azulcrema es pálido, cercano a lo grisáceo. Tiene ímpetu, intenciones, pero su juego se traba porque Chiapas le impide la libre circulación en la mitad de la cancha. Los aficionados locales presintieron un partido aburrido, por eso la entrada en el coso capitalino es floja, sin ambiente, digna del juego que se ve en la cancha. Duelo que carece de chispa en la grada y en el campo.
Después de 120 segundos de arrancado el complemento, Michael Arroyo le devuelve la vida a su equipo. Sus seguidores celebran. El ecuatoriano rescata el partido para el América. Los chiapanecos buscan el empate, de cualquier forma posible, pero su carencia para imaginar una jugada que los conduzca al gol, puede más.
Los americanistas sufren, porque ven a unos felinos que se lanzan hacia el frente. La zaga emplumada resiste. El duelo acaba. Algunos aplauden en las gradas, otros se van conformes con el triunfo, pero con la sensación de que su equipo queda a deber.
Se detiene la liga por la Fecha FIFA. De todos modos, este partido bien puede quedar olvidado pronto. Las Águilas pueden presumir tres puntos obtenidos ante el peor visitante de la Liga Mx y muy poco más.
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