
Fueron 161 días y 984 minutos jugados —en Liga— alejado de uno de sus amigos más entrañables, pero Omar Bravo nunca dejó de creer en la posibilidad del reencuentro.
Eso explica que sus ojos hayan recuperado el fulgor que sólo da el gol. Anteayer, sobre el campo del estadio Cuauhtémoc, el máximo anotador en la historia del Guadalajara (132 celebraciones) terminó una sequía que inició el 1 de noviembre, cuando horadó la portería del Pachuca.
Aliviado, relata cómo enfrentó los poco más de cinco meses sin estremecer las redes contrarias.
“Como delantero, a veces tienes que apechugar y sacar fuerzas de tu interior para poder soportar cuestiones que no solamente son las de la cancha”, comparte el legendario delantero. “De repente puedes estar fino y de repente no, pero lo más importante es no abandonar, seguir insistiendo y jugar en equipo. Nunca perdí la fe en mí”.
Ni en sus compañeros. Más allá de que hoy cumple rol de suplente y era criticado por su falta de gol, siempre estuvo consciente de que la prioridad era sacar a las Chivas de la problemática que las tenía atribuladas en la tabla de cocientes y, aparentemente, con muy pocas opciones de clasificar a la Liguilla.
“Lo que yo necesite no es lo más importante, sino que el equipo mantenga una línea triunfadora”, subraya. “Aquí en México sabes que, cuando tienes una seguidilla de partidos ganados, te puedes posicionar bien y eso es lo más importante. Lo mío llegará en su momento”.
Ya pasó… Y en el momento justo. Bravo sabe bien que los reflectores no dejarán de apuntarle, mas está listo para ayudar al Rebaño Sagrado a cumplir el principal objetivo que demanda su linaje: ser campeón. Pelear por no descender ha quedado como una macabra anécdota.
“[Anotar] siempre es confianza, por supuesto, no lo puedo negar, pero presión va a haber”, reconoce. “Más en un equipo como Guadalajara o el América, donde siempre estás más expuesto que en los demás equipos… Sobre todo en éste, que arrancó con el tema del descenso y ahora quiere ser el protagonista de la Liga”.
“Hay que tener mucho cuidado y prudencia en lo que trabajamos durante la semana”.
En la que ya no sentirá el peso generado por el alejamiento de ese entrañable amigo que ha vuelto.
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